Gilberto Silva Taboada
Museo Nacional de Historia Natural, Cuba
Humberto Vela Rodríguez
Grupo Cayo-Barién, Sociedad Espeleológica de Cuba.
La biología sistemática es una ciencia dinámica, en la que, inevitablemente, la taxonomía y la nomenclatura cambian con el avance del conocimiento sobre las relaciones evolucionarias de las especies.
Como cabía esperar, a 30 años de la publicación de Los Murciélagos de Cuba (Silva, 1979) comprobamos que esta obra no ha escapado a la referida dinámica investigativa (Vela y León, 2007). Durante ese lapso se añadieron nuevos táxones a la fauna cubana de murciélagos, y se instrumentaron cambios en la taxonomía y la nomenclatura de algunas de las especies previamente conocidas. Estas circunstancias condicionan la necesidad de disponer de una nueva versión sobre la composición taxonómica de esta fauna. Satisfacer esa necesidad constituye el propósito de la presente publicación.

En la preparación de la lista actualizada que aquí presentamos, seguimos ―aunque con algunos desacuerdos puntuales― a Simmons (2005), la más reciente clasificación de los murciélagos a nivel mundial, cuyo texto introductorio incluye las consideraciones siguientes (traducido):
La clasificación de Chiroptera a los niveles superiores se encuentra en proceso de cambio, debido a la incongruencia entre los resultados de estudios filogenéticos basados en series de datos diferentes, y al rápido surgimiento de un cuerpo de datos moleculares que sugieren con fuerza que muchos grupos tradicionalmente reconocidos no son monofiléticos… No existe todavía una clasificación completa de las familias de murciélagos basada en datos moleculares, y las clasificaciones completas de que disponemos se basan en la morfología, y no son congruentes con los nuevos datos moleculares. Se necesitan más análisis que incluyan datos morfológicos y moleculares de todas las familias… En este contexto, he decidido no incluir en la presente clasificación categorías por encima del nivel de las familias.
Así, no solo seguimos a Simmons (2005) en lo esencial de su esquema clasificatorio ―que incluye la mayoría de los cambios operados en la taxonomía de los murciélagos cubanos en los últimos 30 años―, sino también en su desestimación circunstancial de las categorías suprafamiliares, así como en su novedoso ordenamiento sistemático de las familias.
Por otra parte, el fragmento de texto que acabamos de citar nos transmite un claro mensaje sobre la provisionalidad de lo que hagamos hoy en esta esfera. No obstante, la Tabla 1 presenta nuestra lista actualizada de los murciélagos de Cuba, que documenta cuánto ha cambiado el consenso taxonómico prevaleciente en la época en que Silva (1979) publicó su monografía sobre esta fauna. Así mismo, la presencia (mayormente fósil) de especies cubanas en otras islas del Caribe y/o en regiones continentales vecinas ha variado debido al esfuerzo de colecta realizado a escala regional en las últimas décadas (Morgan, 1991, 2001; Timm y Genoways, 2003). A ese respecto la Tabla 2 presenta la distribución (extraterritorial) actualizada de los murciélagos cubanos.