Piedra. El Cuyaguateje
Las casas del caserío de Piedra son humildes, la mayoría de madera y guano, pero muy limpias, se observa la llegada de la modernidad, con casas de mampostería y techos de placa o canelones, una sala de video, el médico de la familia, en fin, los servicios básicos que incluye el espacio para la recreación.
Por su ubicación geográfica este asiento hace 500 años debió tener relación con la denominada hacienda Guaniguanico del Gobernador Diego Velázquez, aun hoy durante las festividades del caserío se realiza el denominado carnaval acuático que intenta reconstruir la llegada de las huestes españolas hasta el río Cuyaguateje, es el momento en que varios botes a remos desfilan engalanados con arcos de flores y a la proa, un joven de pie representa el momento de la llegada, otros mujeres y hombres con naguas y taparrabos son los aborígenes que habitaban esta región.
El mayor río de Vueltabajo es un sitio ideal por poseer todos los elementos naturales necesarios para excelentes producciones de múltiples haciendas. Pero acaso ¿es el actual entorno del Cuyaguateje, el encontrado por españoles al arribar a estas tierras?
Estudios realizados por el Instituto de Oceanología de Cuba, demostraron en los últimos 50 años, el retroceso de la costa sur occidental de Pinar del Río en unos 50 m, a razón de un metro por año.
Esto fue corroborado al practicarse excavaciones en el antiguo poblado de Bailén, se concluyó que el largo puente de cabotaje más toda la primera línea de costa, estaban dentro del mar. Los investigadores sacaron a la luz los basureros de las casas originales, desde el siglo XVII hasta el XIX, acumulados en los patios de las mismas ya en el interior del mar o en la primera línea costera.
Hace 515 años, momento del segundo viaje colombino, la temperatura mundial promedio era más fría, alrededor de -7 oC de la actual, eso incide en los trópicos en regresión oceánica, valorada entre 0,30-0,50 m del nivel del mar, con el ascenso de tierras de la plataforma insular cubana, esto acarrea variaciones de la morfología costera, el mar frente a la desembocadura del Cuyaguateje poseía casi medio kilómetro o más, de tierra firme hacia el interior marino.
Entre 20-30 años después, de los hechos estudiados el clima ascendió con brusquedad un promedio de 5 oC, por ello, se puede predecir una cifra conservadora de penetración del mar en unos 500 m de la antigua costa meridional de Vueltabajo a la actualidad.

La geomorfología de la costa, junto a tierra adentro, poseían características muy diferentes a la actual, proceso de salinización inferior, existencia de bosques primarios, niveles de pluviosidad superiores; no existían barreras artificiales al libre flujo del agua; desarrollo de la vegetación original, los regímenes de lluvias superiores, la erosión de los suelos en equilibrio natural, las tierras más fértiles, el desarrollo del humedal más favorable para su empleo por el hombre.
Como se observa en la tabla “Temperatura de la tierra en los últimos 1050 años”, para el año 1600, hubo una ligera recuperación, pero en 1700 el proceso alcanzó la máxima regresión, similar al período de estudio. A partir de ese momento, en los últimos 300 años ha ocurrido un proceso progresivo transgresivo, acentuado por supuesto, en la degradación antrópica, multiplicada desde inicios del siglo XX.
Es esto acaso una posible respuesta a las grandes incógnitas relacionadas con la antigua Habana meridional, señalada indistintamente en diferentes escenarios geográficos, en una extensa franja en el occidente, entre el actual río Mayabeque hasta localidades de Vueltabajo, como la desembocadura de río Ajiconal.
Según el diario del segundo viaje de Cristóbal Colón, sobre la misma línea de costa, en todo este espacio geográfico del sur occidental, existían comunidades agroalfareras, él entró en contacto con ellas, pero las evidencias probatorias son escasas.
De esta forma se abre un nuevo camino en cuanto a la ubicación de los asentamientos costeros meridionales, con ello, todo lo relacionado con la primigenia hacienda Guaniguanico de inicios del siglo XVI.
Con todos estos datos, la posible ubicación de los asentamientos costeros del extremo sur occidental de los agroalfareros, entre otros grupos humanos, avistados por Colón o por náufragos y navegantes, recogidos en crónicas, así como la primera San Cristóbal de la Habana y la hacienda Guaniguanico, se encuentran en la franja de medio kilómetro dentro del actual mar somero, esta lógica queda establecida al no encontrarse evidencias materiales probatorias, en el resto de las llanuras del sur, no obstante, es necesario, para comprobar esta hipótesis, trabajos de actividades subacuáticas con elevada tecnología que logren ubicar y permitir estudios arqueológicos en el posible entorno.
Esta hipótesis se sustenta en la ocupación tardía de estos espacios, al poder observarse una ocupación de este a oeste de dicha cultura agroalfarera.
En 1514, Pánfilo de Narváez desembarcó en la región de Guanahacabibes, sometió a los aborígenes, declaró concluida la conquista de la Isla, cumplía así el plan ordenado por Diego Velázquez de ocupación territorial de Cuba; de lo poco narrado sobre este hecho, en especial por el padre Las Casas en su “Historia de las Indias”, se infieren algunas conclusiones.
Al parecer Narváez tocó tierra en Cayos de la Leña, pero por la descripción de Bartolomé de Las Casas, según le contó tiempo después el propio marino, debieron llegar al istmo por algún punto desconocido hasta el momento de la Península de Guanahacabibes, convirtiéndose este, en el primer hecho, en documentos, de cómo los conquistadores españoles tocaron tierra en algún punto de Vueltabajo.

Todo indica que Narváez, en el retorno a Trinidad, debió navegar por la costa sur de Cuba, este pudo ser el momento de descubrimiento de la desembocadura del río Cuyaguateje.
La existencia de dos cacicazgos o provincias indias en la porción occidental-meridional del occidente cubano lo conocía desde entonces, Diego Velázquez. Concluida la conquista del territorio en 1514, informó en carta al Rey (“Carta de Relación de la Conquista de Cuba del 1ro de abril de 1514”), que, al cabo de la Isla, a la banda del poniente, se encuentran:
[…] dos provincias de indios, que en el cabo desta isla, a la vanda del Poniente están, que la una se llama Guaniguanico e la otra Guanahatabibes, que son los postreros indios dellas; y que la vivienda de estos guanahatabibes es á manera de salvajes, porque no tienen casas ni asientos, ni pueblos, ni labranzas, ni comen otra cosa sino las carnes que toman por los montes y tortugas y pescado”.
Esto es un punto importante en la disputa intelectual entre el pedagogo Pedro García Valdés con el tercer descubridor de Cuba, Fernando Ortiz, acerca de la presencia de Tainos en el occidente de Cuba. Cesar García del Pino, historiador, arqueólogo, espeleólogo durante la década del 40 y el 50 del siglo XX, escribió en el texto ¿Dónde se fundó la Villa de San Cristóbal?:
Como bien expresa la descripción que hace el Adelantado de los Guanahatabibes, lleva implícita la afirmación de que los habitantes de Guaniguanico poseen todo aquello de que los otros carecen y esto se confirma cuando, al narrar el precipitado viaje de García Mexía, dice que los náufragos:
[…] llegaron á la punta de una provincia, que se dice Guaniguanico, y se fueron a casa de un cacique, que no sabe cómo se llama, y los recibió bien, y por su rescate les dio de comer; y después se fueron a otro pueblo, donde robaron á algunos dellos y los quisieron matar; y de allí se fueron a la provincia de la Habana.
Luego los indios de Guaniguanico tenían pueblos de caciques, lo que indica que deben de haber pertenecido al mismo grupo cultural que los demás habitantes de Cuba y que los únicos distintos –en el momento de la conquista– eran los selváticos guanahatabibes, que vivían refugiados en la aún hoy intrincada península que lleva su nombre.