San Ubaldo, San Uwaldo o San Waldo
Reserva Florística ubicada a 30 km en el extremo occidental de Sabanalamar, ocupa un área aproximada de 8.15 km2., ello representa el 15,64 % del total del área protegida.
En toda la región predominan plantas perennes: pastos, donde abundan algunas, cuyas yemas se encuentran a nivel de la superficie (su nombre técnico hemicriptófitas), según estudios realizados por el eminente botánico Armando Urquiola, alcanzan hasta un 50 %.
Otras especies son individuos cuyas yemas vegetativas se ubican en la parte aérea por debajo de los 25 cm de altura, por lo general pequeños arbustos conocido como (caméfitas), otras, tiene flores llamadas también espermatofitas o antofitas, cuyas yemas vegetativas se encuentran en las partes aéreas por encima de los 25 cm de altura (fanerófitas) y finalmente los pastos anuales que pasan el período adverso en estado de semilla (terófitas). Esta clasificación en la actualidad es muy utilizada por estar fundada en un criterio ecológico y se desarrollan en los tipos de bosques antes descritos para Sabanalamar. En estos ecosistemas es posible apreciar algunas comunidades constituidas por especies pertenecientes a un biotipo determinado de exigencias ecológicas uniformes, este concepto se resume en la palabra sinusias, sin embargo, es diferente a la asociación, porque en ella aparecen varias sinusias.
En sus lagunas pueden ser observadas las plantas que viven en lugares de humedad permanentes, adheridas a sus fondos enlodados, varias especies sobresalen del agua, otras no, o viven en libertad sin sujeción alguna (hidrófitas), grupos viven flotando sobre las transparentes aguas, otras adosadas en los fondos y emergidas y las que habitan sumergidas.
Muchas especies establecen relaciones inter específicas y crean simbiosis, como las establecidas entre los animales polinizadores: mariposas, abejas y zunzunes, con las plantas melíferas; otra asociación mutualista se establece entre el guano prieto (Acoelorraphe wrightii), la orquídea Encycla phoenicia y líquenes de diversas especies.


Es posible apreciar contradicciones en estos ecosistemas que generan antagonismo, como el caso de las plantas insectívoras que son depredadoras como las Drósera, Utricularia y las Pinguícolas. También provocan discordancias especies rapaces, como las rapiñeras y existe un tipo de conflicto creado en el medio vegetal que se comporta como una asociación de dos o más organismos que resulta perjudicial para uno de ellos: denominado antibiosis, originada entre otros por los hongos. Todos estos problemas conllevan a la competencia por la luz, los nutrientes, el agua o el espacio.
Cerca de la carretera hay sitios para la observación de flora y fauna, como laguna del Toro, en tierras de la Cooperativa de Créditos y Servicios Ramón López; estanque de mediano tamaño semicubierto de vegetación acuática y donde nadan despreocupados los patos huyuyos (Aix sponsa), que hibernan en Cuba. Este estuario se encuentra rodeado de pinos machos y palmas barrigonas donde destacan especies como Cassia pilugia, Callicarpa americana, Singonanthus sp., Walteria arenicola, Aristida fragilis, Zamia pigmaea, Sida brittonii y Plinia oxthoclada, casi todas endémicas de la región.

La extracción de arena sílice para la industria y la construcción, crea pequeños calvarios y grandes desastres medioambientales, ya que rompen con la estabilidad de los sedimentos y alteran los ciclos de movimientos y energía de las áreas donde se realizan extracciones, acumulando la arena en elevaciones que semejan lomas de sal.
Una de las asociaciones más interesante de la región son las plantaciones alrededor de la presa del Cuyaguateje, donde viven saludables bosques de pinos machos y hembras, en asociación con palmares que ocupan los estratos arbustivos medios y se destaca la palma barrigona y el guano prieto, mientras en el sotobosque se desarrollan el guano blanco (Thrinax argentea) y el marañón (Anacardium occidentalis), entre otras plantas.
Estas especies y otras, conforman bosques abiertos de copas ampliamente separadas, de seis a diez metros de altura, aunque existen algunos ejemplares que alcanzan los quince metros. Otras especies que viven en este tipo de bosque son las Clusia rosea y el Pithecelobium obovale. En el estrato arbustivo se encuentra un mayor número de especies, representadas por Eugenia punicifolia, Curatella americana, Callicarpa americana, Callicarpa cubensis y Tabebuia lepidophylla.
Es el estrato herbáceo el que presenta la mayor riqueza florística con numerosas especies típicas, muchas de ellas endémicas de sabanas o pinares sobre arenas blancas. Hay áreas del pinar donde el estrato arbóreo es más denso, sobre todo aquellos que se encuentran más próximos al encinar, pero en dirección este, existen sitios donde es ralo, por lo que las altas temperaturas imperantes, la gran incidencia de las radiaciones solares y los vientos secos de componente sur, imponen determinadas condiciones ecológicas muy específicas para que se desarrollen, en esos parches de vegetación, especies representativas predominantemente del estrato arbustivo y herbáceo, este último con especies endémicas adaptadas a condiciones extremas como: Chamaecyse pinariona, Lechea cubensis, Corton cerinus y Corton craspedotrichus, entre otras, según recoge el Plan Operativo 2008 de la Reserva Florística Manejada Sabanalamar-San Ubaldo.

Cerca de uno de los caminos del área, se encuentra la laguna de Fernando, perfecta dolina anegada que es el inicio de los procesos de uvalamiento, ya que su tendencia es a unirse con otra pequeña dolina inundada y dará paso a otras uniones, permitiendo la creación de grandes lagunas.
El poblado central de San Ubaldo está compuesto de unas cincuenta viviendas, la mayoría de paredes de tablas de pino, con techo de fibra de asbesto cemento o guano de palma real, algunas de mampostería dejan ver la evolución favorable de sus moradores. Pero aún se aprecia la rusticidad con que viven los campesinos de esta región e impresiona su cordialidad, al vaso de agua, le acompaña el rico dulce casero de guayaba y para finalizar el buchito de café criollo que levanta el ánimo.
En el área de Las Catalinas existe un pequeño caserío al que le llaman “Pueblo Mocho” nombre alegórico a aquella película cubana donde Julito Martínez, todo un galán de la televisión de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, interpretó su papel de “Juan Quinquín” que escribió Samuel Feijoo. Las humildes y típicas casas campesinas se dejan acompañar de otras de madera machihembradas y fibras de asbesto cemento, con frondosas matas de Almendro de la India (Terminalia catappa L.) que ayudan a mitigar los intensos calores del verano cubano.

Los campesinos de la región preservan la tradición ancestral de conocer cómo se comportará el año y los meses de lluvias, con la práctica de una costumbre heredada de sus abuelos: el día 21 de septiembre, al atardecer, colocan sobre la mesa del comedor de la casa doce puñados de sal, cada uno representa un mes del año, al amanecer del 22, equinoccio de verano, se revisan las proporciones de sal y aquellas que estén húmedas son los meses en que va a llover, las más saturadas son los más lluviosos; a esta tradición le denominan “Las Cabañuelas” y al decir de los practicantes no falla, esto les sirve para planificar el cultivo y cosecha de sus sembrados.
Entre Las Catalinas y San Ubaldo se ubicaba la finca del Hondón, hoy totalmente inundada por las aguas del río Cuyaguateje. Una historia acompaña este suceso, cuentan los habitantes de la región, que un día de San Francisco, el 4 de octubre de 1825, el dueño de la finca hizo pacto con el diablo y se burló del santo homenajeado, el río Cuyaguateje en la furia de la crecida producida por intensas lluvias que ocurrieron el día señalado, enderezó el tranque que había construido el propietario de la finca y que era conocido por el “Paso de la Leona” -pues ahí se ahogó dicha felina que venía con un circo a la región- y se tragó toda la hacienda del campesino, algunos consideran que fue producto haber profanado al venerado.
