La mayoría de los murciélagos que habitan el archipiélagos cubano, se refugian en cuevas, pero algunos, prefieren compartir espacios con los humanos, son los llamados murciélagos caseros, de ellos el Molossus molossus encabeza esta corta lista.
Está presente y ampliamente distribuido en las Antillas, además habita también desde México y hasta el norte de Argentina. Cada tarde incluso antes de la puesta de sol, ya se ven ejemplares volando en plena acción de forrajeo, por encima del dosel o los edificios.
Les gusta habitar en espacios pequeños, se insertan dentro de los techos de tejas, madera y guano, fisuras en cubiertas y paredes, en el interior de los cielos rasos, rajaduras en los postes de madera y fisuras en paredones rocosos.
Durante el día reposan en el refugio casero formando paquetes apretados, su ciclo de reproducción es muy extenso, la cópula se desarrolla de diciembre a febrero, la gestación desde marzo hasta septiembre, la lactancia de junio a octubre y la post – lactancia ocurre desde junio a diciembre.
Es un murciélago relativamente pequeño, suele tener de 7 a 15 g de masa corporal, con pelaje suave y aterciopelado, de color pardo aceituna y de orejas pequeñas y replegadas.
Esta especie en muchas ocasiones entra en contradicción con los humanos, por su hábito de colonizar la parte superior de casas, almacenes, teatros, edificios, bohíos, etc.
Gilberto Silva Taboada, especialista de mérito del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, quien ha dedicado toda su vida al estudio de los quirópteros, elaboró el “Protocolo de desalojo inofensivo para Murciélagos Caseros” para poder solucionar el conflicto humanos vs murciélagos, sin mayores daños, donde el Molossus molossus ha sido el verdadero protagonista.
En una ocasión solicitaron sus servicios en una panadería del municipio de Marianao, en La Habana, Cuba, donde utilizando técnicas de conteo de ejemplares, a la hora del éxodo, observó salir de dentro del cielo raso del inmueble a más de 29 000 ejemplares.
La solución en este caso particular fue retirar todo el cielo raso, puesto que al recibir la claridad del día y sentirse expuestos e incómodos, ellos solos se mudan a otro sitio con mejores condiciones de abrigo.

La principal molestia que causan en los inmuebles, es la aglomeración de guano (excretas) que se escurre por los orificios y se deposita en el suelo desprendiendo un fuerte olor a jaula de leones sin limpiar, además mancha las paredes, el techo y el piso y puede contener esporas de hongos. También durante el día se escuchan sus chillidos, pero normalmente no se observan en las horas diurnas fuera del refugio, no hay contacto directo con los humanos.
Hoy existen varios especialistas que conocen de este protocolo y ayudan a desalojar de forma inofensiva colonias enteras de casas o centros públicos. No siempre es tan sencillo que se muden a otro sitio, y además sucede el caso que colonicen entonces la casa de otra persona al ser desalojados.
Por eso es importante colocar cajas refugio adecuadas a la especie en cuestión, antes de efectuar el desalojo y así ellos sin más remedio la colonizan, dejan de convivir con los humanos, y al estar cerca siguen brindando sus servicios ambientales de controlador de plagas dañinas al hombre y la agricultura.
La ciudad de Gibara, en la provincia de Holguín, Cuba, cuenta con bellas y antiguas construcciones, en su mayoría techadas con tejas criollas y francesas colocadas sobre sostenes de madera, un espacio perfecto para que habiten los murciélagos caseros.
Los trabajadores y la directiva del cine Giba, detectaron hace años que detrás de la pantalla de proyección vive una colonia de esta especie y en ocasiones durante la proyección de algún filme estos revolotean creando temor entre los cinéfilos. Y por ello solicitaron el servicio de desalojo inofensivo.
Al responder su solicitad, los especialistas se dieron cuenta que la colonia era pequeña y fácil de desalojar, no pasaba de unos 300 ejemplares, que tapando algunos vanos de celosías y colocando mayas en los bordes de una vieja ventana (único lugar para el éxodo) estaba resuelto el problema en el Giba.
Pero en la misma cuadra se localiza el Museo local de Historia Natural, con un antiguo cielo raso, ya maltratado por los años y la humedad, espacio habitáculo hoy de una colonia con más de 800 especímenes de Molossus molossus; solución, retirar está cubierta.
El trabajo de desalojo debe realizarse en los 2 sitios al mismo tiempo para evitar recolonización, dada la cercanía y condiciones, pero al no poner cajas refugios cercanas, al menos 3 meses antes, ¿qué sucedería?, colonizan otro de los cientos de techos de tejas que hay en la ciudad.
Al caminar por Gibara durante la noche se siente claramente el chillido de los murciélagos y muchos de los vecinos se quejan de tener estos duendes alados en los techos de sus casas y justo cuando está por caer la noche se ven muchísimos revolotear sobre las edificaciones en plena faena contra los homópteros.
Uno de los sitios de obligada visita en recorrido por la ciudad, es su mirador, y desde allí se pueden avistar claramente las cubiertas rojas de la mayoría de las casas, llegando a la conclusión que Gibara es, sin dudas, el paraíso de los murciélagos caseros.