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GRAN CAVERNA DE SANTO TOMÁS. LA PRINCESA DE CUBA

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Pedro Luis Hernández Pérez

Pedro Luis Hernández Pérez

Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba

Penetrar a la Gran Caverna de Santo Tomás es una experiencia única que se guardará por siempre en el recuerdo. Con sus 46 km de galerías, reúne casi todos los elementos que componen la naturaleza cubana y singularidades de su historia natural y social.

En 1954, Antonio Núñez Jiménez comenzó, en compañía de varios amigos, miembros de la Sociedad Espeleológica de Cuba, las exploraciones científicas de la sierra del Quemado en Viñales. Para su grata sorpresa, descubrió la cueva que fue considerada, durante más de 40 años, la mayor de Cuba y se ubica entre las primeras cien del mundo.

La Gran Caverna de Santo Tomás es un conjunto de cuevas con 8 niveles de formación, cuyas galerías superpuestas crean un complejo laberinto en todas direcciones, algunas unidas entre sí, mientras otras, fueron cortadas por desplomes gigantescos de los techos, convertidos hoy en los llamados hoyos de montañas, donde crece una vegetación muy bien conservada.

El agua es la causante de esta maravilla del mundo de las tinieblas: el río Santo Tomás penetra por sus entradas, en el valle del mismo nombre y atraviesa la sierra, hasta salir dos kilómetros después por el valle de Quemado.

En sus galerías habitaron los aborígenes, cuyos restos descansan en cueva las Antorchas. A la entrada de la cueva de Mesa, dichos habitantes, dejaron un gran mural de dibujos rayados en la pared sur (petroglifos), inexplicables aun para el hombre moderno.

Uno de los elementos destacados de estas cavidades, son sus formaciones secundarias, entre ellas, las conocidas estalactitas y estalagmitas, dando paso a miles de formas, colores y diferentes cristales, que convierten en catedrales góticas grandes salones y amplias galerías.

Es impresionante andar horas en el interior de los subterráneos y apreciar en el suelo los restos de animales prehistóricos, mientras en las paredes se observan vestigios de dinosaurios y moluscos, los cuales vivieron hace más de 150 millones de años.

Gran variedad de representantes del reino animal habitó en sus corredores, con las características de ser exclusivas especies de grillos, camarones, escorpiones, jaibas

Otro de los atractivos de la cavidad es poder llegar, mediante sus galerías, a esos denominados hoyos de montaña, donde perdura la vegetación original de este Archipiélago. Es un privilegio disfrutar del canto del ruiseñor, la presencia del tocororo, el movimiento incesante de diminutas bijiritas, las cuales emigran en diferentes momentos del año para alimentarse y descansar, cuando los crudos inviernos llegan a las tierras continentales.

Un lugar muy visitado es cueva de las Avispas, ubicada a 42 m de altura, cuya entrada principal se convierte en mirador que permite apreciar el entorno.

Fue refugio del negro cimarrón, huellas ancestrales dejadas, como un tambor batá, descubierto en una cueva del hoyo de Fanía, a la cual se llegó siguiendo la leyenda contada por los abuelos, de que en algunas noches del siglo XIX se escuchaban en las haciendas vecinas, los toques del palenque de Fanía, llamando a los negros esclavos a la libertad del monte.

Tuvo el privilegio de ser campamento de los luchadores cubanos durante la guerra de 1895, donde destaca la presencia del lugarteniente general Antonio Maceo y escenario en que se fundó las Milicias Campesinas de Los Malagones.

Todos estos atributos naturales e históricos, constituyeron argumentos sólidos, para que la Gran Caverna de Santo Tomás fuera declarada Monumento Nacional el 5 de junio de 1989 y bautizada como La Princesa de Cuba.

Si algo singulariza estos escenarios, es la paz absoluta que se disfruta, es un espectáculo penetrar en un ambiente profundo, oscuro y silencioso, así como adentrarse en un bosque original; la mano del hombre no ha podido dañar lo que, con tanto amor, la naturaleza formó en estos parajes.

Ecosistema pródigo de cultura natural y del hombre, una de las regiones más extraordinarias del planeta. El empeño de la madre tierra diseñó diversas formas del paisaje y tuvo en Santo Tomás una de sus creaciones mejor logradas.

Visitar este sitio marca la vida, pues las impresiones y la energía positiva recibida, se transforman en vitalidad y sensaciones de bienestar, desarrolladas por fuerzas misteriosas que obligan a retornar a la Gran Caverna de Santo Tomás. La Princesa de Cuba.

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