En más de un lugar del occidente cubano, incluida una cueva en Viñales, se hallaron pictografías y esgrafiados de barcos antiguos, hoy se tejen hipótesis al respecto sobre el objetivo de estos murales, su antigüedad y posibles autores.
Uno de estos hallazgos fue encontrado por casualidad en el 2016, por Raudel del Llano e Hilario Carmenate, miembros del Comité Provincial de Pinar del Río de la Sociedad Espeleológica de Cuba, en la cueva conocida como El Salvador o del Abono en el Mogote del Valle, Viñales, Pinar del Río. Justo debajo se localiza la finca agroecológica de Rivero y en conversación con él, este les relató que en los años 60 del pasado siglo XX, se extrajo guano fósil de murciélagos de esta espelunca. Él participó en estos trabajos y recuerda las pinturas en la pared y una fecha antigua.
Luego del accidentado ascenso hasta la entrada a mitad de mogote, los espeleólogos recorrieron la espelunca observando con minucioso detalle las paredes, estaban claramente marcadas las huellas de los diferentes niveles de guano fósil excavados, también la fecha pintada en la pared al lado de un impresionante mural dibujado con carbón, de toda una flota de barcos de diferentes tamaños, unos en un tono más claros y más pequeños y otros más grandes y con sus trazos bien marcados, todos realizados en detalle, lo que indica que la persona que los dibujó contaba con conocimientos navales.

En entrevista al Dr. Ovidio J. Ortega Pereyra, especialista en arqueología en contextos subacuáticos y construcción naval, luego de observar minuciosamente las fotos del mural, explicó:
“La persona que realizó estos dibujos tenía conocimientos elementales de construcción naval. En el barco de mayor tamaño se observa representada y detallada la obra muerta; la arboladura constituida por el bauprés, trinquete, mayor y mesana; el gobernalle, rueda de timón de finales del siglo XVIII que sustituyó al pinzote o caña sobre el puente; las escalas muy esquemáticas pues sólo se representan con 2 obenques, cuando en verdad una embarcación de tres mástiles, sólo en el palo mayor debería tener hasta diez. También coincidiendo con la época de introducción del gobernalle tenemos entre el velamen los 3 foques principales: foque, fotoque, y petit foque, al igual que el palo de mesana que despliega la vela de cangreja.
“Una embarcación de este tipo, anterior al tercer cuarto del siglo XVIII, debería haber sido dibujada con una vela de agua y una cebadera en el bauprés y una vela latina en el mesana.
“El tipo de embarcación representada, por la altura del casco, pudiera ser un navío pero no se puede precisar si tiene baterías o puentes artillados, o una fragata, que tendría una batería de cañones por debajo del puente. De representar una corbeta no tendría ninguna batería en el casco, sino en la cubierta. De todos modos, sea cual sea la nave representada, tiene un velamen apreciable, aunque las velas muy reducidas en tamaño no están proporcionadas con los mástiles ni el tamaño del barco.
Por lo representado en el dibujo, el barco estaría ubicado a finales del siglo XVIII, o primera mitad del XIX. Sólo una pequeña nave pudiera mostrar un sistema de vapor, de poder definir si el elemento central representa el palo mayor o una chimenea. Los primeros vapores, como el Almendares que llega a Cuba en 1819, se movían mediante ruedas de paletas laterales.
“En el conjunto no se aprecia ninguna embarcación donde se representen las ruedas laterales, por tanto, si se puede confirmar que alguno de los barcos representados fueran vapores, estos serían de hélice y por tanto más tardíos (segunda mitad del siglo XIX). El mural muestra embarcaciones menores, bricbarcas de dos mástiles, bergantines, barcazas, balandras, y algunas en que se observan posibles trazos de una chimenea. Tal variedad de naves se justifica por el hecho de que los apostaderos militares en la época comienzan a sustituir navíos y fragatas por embarcaciones de menor porte pero económicamente más sostenibles, como: corbetas, cañoneros, lanchas, balandras, que es lo que está representado en la pared de la cueva.
“Quien realizó estos dibujos estaba acostumbrado a ver barcos, de modo que representa detalles de la arboladura, jarcia y algunos detalles del aparejo: estayes que corren de proa a popa, obenques que evitan los desplazamientos laterales de los mástiles y los cabos para la maniobra de las vergas.
“No obstante, los dibujos no son perfectos, fallan las proporciones, el nivel de detalle, la forma y tamaño de las velas. Mucho mejor logrados, son los navíos esgrafiados por incisión del foso de la fortaleza San Carlos de la Cabaña, donde sí se observan elementos tales como: la artillería de los puentes (cañones y cureñas), marineros en la maroma de maniobra de vela, las escalas, el pinzote y la caseta de gobierno y la inclusión de la obra viva (es decir el trazado de quilla a perilla). Estos fueron firmados y fechados por F.Label en 1846”.
¿Qué representa para ti, este mural con tantos barcos plasmados en esa posición?
“Como si fuera una escuadra, escuadrón o armadilla. Un conjunto de barcos maniobrando en un puerto, posiblemente estrecho. El hecho de presentar los papahígos o velas mayores amainadas hace suponer que se encuentran en lento movimiento en una u otra dirección. Las anclas recogidas, es decir, no están fondeadas. De todos modos, tampoco están al pairo por lo que pudieran estar haciendo maniobras de aproximación, fondeo o atraque.
“Se debe señalar que en Cuba, hasta las primeras décadas del siglo XX, existieron numerosas embarcaciones de cabotaje propulsadas por velas. Si bien la introducción de gobernalle y velas de cangrejas y foques apuntan a una cota cronológica de fines del siglo XVIII, la cota superior resulta absolutamente incierta. Por ejemplo, la Machina de San Fernando, célebre grúa para arbolar y desarbolar barcos en la bahía de La Habana, fue desmantelada en 1903, para facilitar la construcción de un elevado para tranvías, aunque existían otras de careneros particulares en el puerto”.
Ortega encuentra el mural pictográfico muy interesante y le parece llamativo que la fecha del 15 de abril de 1880, que está justo al lado de los barcos, la haya visto el campesino y las embarcaciones no. Existe la posibilidad de que los dibujos que se observan más claros y desgastados, sean originales, y otros espeleólogos que antes cartografiaron la cueva no los observaran en un inicio y alguien más tarde los descubrió, se fijó y repintó en una fecha más tardía encima de ellos, puesto que no es la misma tonalidad de dibujo para todos; en la escena aparecen barcos muy claros y otros muy oscuros que sobresalen.
Ortega sugiere que se deben observar en el lugar con diferentes especialidades de luz para descubrir más detalles que a simple vista, con una lámpara de carburo o una eléctrica no se pueden detallar. También los especialistas en arte rupestre Divaldo Gutiérrez Calvache y José Benito González Tendero, afirman que hay especialistas de esta rama que han descubierto en otras islas del Caribe representaciones muy parecidas y en estos momentos las están estudiando. Realmente, aunque su antigüedad esté en duda, es un descubrimiento interesante, que puede haber pasado desapercibido para otros espeleólogos que hayan visitado la cueva con otros objetivos de trabajo.

Este no es el único sitio donde se han localizado este tipo de murales, están los barcos esgrafiados en el foso de la fortaleza de La Cabaña que tienen mejor terminación, en cuanto a detalles técnicos de la construcción naval, que están siendo estudiados por especialistas del gabinete de arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana.
También en sierra Guacamaya, La Palma, Pinar del Río, Hilario Carmenate encontró el 9 de octubre de 1995, cuatro barcos dibujados con carbón: uno de 2 palos, que ocupaba un área de 90 x 95 cm a 10 m de la entrada, más otros trazos independientes en otras áreas, hoy desaparecidos. Otro más pequeño a más de 50 m de la entrada en el nivel superior de la galería que ocupa cerca de 60 x 15 cm. Hay más de 60 rayas en toda la pared, al igual que en otra cercana y un barco de 1.1 x 0.51 m a 2 m del tercero.
A unos 8 ó 10 m de la salida inferior del salón de la escalera, cerca de los dibujos 3 y 4, hay 21 círculos o manchas, pintados al parecer con guano de murciélago, con intencionada organización en un área de 1.4 x 1.5 m.
En salones superiores hay trazos parecidos a letras chinas y palabras ilegibles, se leen “justicia” y “amo”. En visita con el ya fallecido historiador Armando Abreu y otros compañeros del Museo de Historia de La Palma, se avistaron otros trazos en distintos lugares, algunas son rayas y otras letras que Abreu consideró similares a las runas celtas.
En documentos históricos que conservaba Abreu, se lee que las autoridades españolas tenían situados aborígenes en la parte más alta de la Guacamaya, para que avisaran si veían acercarse embarcaciones piratas o enemigas; esto está situado justo encima de la cueva donde se localizan los dibujos.
En otro sitio también del occidente cubano, en la localidad de Pan de Azúcar, Pinar del Río, en lo que fuera antiguamente el cafetal El Carmelo del comerciante Pancho Marty, se descubrieron esgrafiados de barcos, localizados en las paredes exteriores del tanque de agua.
Todo un enigma distribuido por varios sitios de habitación humana, pero desgraciadamente algunas de estas pictografías y esgrafiados antes de ser estudiados en detalle se han perdido por diversos factores naturales o antrópicos, dejando a los especialistas a nivel de hipótesis, elaboradas incluso en un primer avistamiento o unas escasas fotos y pasando a formar parte de la larga lista de nuestro patrimonio pictográfico desaparecido.