Nació en San José de las Lajas, estudió en la Isla de la Juventud, desde donde muy joven comenzó a forjar su familia, trabajó en Matanzas y ha vivido casi toda su vida en Pinar del Río; pero se declara Industrialista por convicción, y si eres pinareño, como yo, a la primera oportunidad que le des al bate, te recuerda el jonrón de Marquetti en aquella serie nacional en que la botó frente a Rogelio García para decidir el campeón nacional.
De sus andanzas espeleológicos no puedo decir todo lo que yo quisiera, porque cuando yo apenas salía del cascarón, ya Pedro había recorrido gran parte de la Isla y era ya un espeleólogo consumado. De esa parte cuevera solo les expondré lo que leí hace un tiempo escrito por uno de sus entrañables amigos, el Dr. Ercilio Vento Canosa:
“En 1991 el querido hermano Pedro Luis Hernández llevó a cabo en esa expedición lo que considero la mayor proeza de la espeleología cubana en toda su historia: la comunicación subterránea del Hoyo de los Cimarrones con las bocas del “Ocho”, “Gallardo” o “Camisa Rota”, un recorrido fluvial, en extremo peligroso que la mayoría de los entendidos reputaba como imposible”.
En el año 2004 ya había surgido una buena amistad entre nosotros, que con el tiempo se convirtió casi en una relación padre-hijo. Y fue en ese año, que él, junto a Jorge Freddy Ramírez estaban cocinando elaborar un periódico digital espeleológico. Yo fui el primer excéptico de aquel proyecto. Elaborar un periódico de aquella envergadura mes tras mes, con contenidos variados, primero pensado para la comunidad espeleológica y luego dirigido a un público muchos más amplio, no era cosa de juego.
La aventura de El Explorador se extendió durante 14 años. Mes tras mes, casi religiosamente, los días 26 el periódico salía. No importaban las contingencias, días de lluvia o problemas personales, si eran días feriados, sábados o domingos, sencillamente se hacía, y fue, sobre todo, gracias a su empuje y dedicación.
En el 2005 vino el memorable congreso de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC) en El Moncada y que todos recuerdan con tanto cariño. Su éxito sobre todo se debió a la visión, la experiencia y la capacidad de trabajo de Pedro.
Luego vino el fotógrafo, el realizador de audiovisuales y el escritor consagrado. Pedro, casi siempre acompañado de su amigo Jorge Freddy, es de los escritores que más libros produce en Cuba anualmente y quizás en el mundo. ¿Y cómo lo hace? Primero porque tiene una capacidad de trabajo fuera de lo común. Puede estar en varios proyectos de alta envergadura a la vez y desarrollarlos todos sin que medie la fatiga. Algunos no se le dan, pero es porque su pensamiento está más allá del presente, su visión futurista a veces es difícil de comprender; algunos proyectos son perfectamente posibles, pero en 10 o 20 años más adelante.
¿Y cómo logra llegar a publicar tantos libros? Eso tiene solo una explicación, como dice mi esposa Yamilé: “Pedro es el único gordo que se mete por el hueco de una aguja.
Conoce de geografía, geología, clima, arqueología, política nacional e internacional y mil temas más. Y si las condiciones se lo permiten, te crea una empresa exitosa en menos de una semana.
Conoce de la Sociedad Espeleológica de Cuba, lo que vivió y lo que no, y cuando no conoce, lo investiga. Estos méritos lo han llevado a que sea hoy, con justicia, el historiador de esta institución. Hoy se encuentra elaborando la historia de los 80 años de la SEC y el Diccionario de la Espeleología Cubana en 4 Tomos, donde se quiere aglutinar a todas las personas que han hecho espeleología en Cuba.
Por si esto fuera fuera poco, hoy se encuentra redactando, o en proceso editorial, varios libros: Espeleología en Vueltabajo 1492-1959; La Revolución en la espeleología 1959-1984; La espeleología es de hombres de ciencias, Pinar del Río 1984-2020; Pinar del Río, alborada de una ciudad; Consolación del Sur, Fundación y fomento; Fidel en Vueltabajo (tercera edición); Fidel en Mayabeque; Espeleología en La Habana; Excursión a Vueltabajo; Cuba Pasaje a la naturaleza, La Habana; El tabaco en Vueltabajo, toda una proeza a realizar hasta para las mentes más capaces y los historiadores más obstinados.
Pedro es el amigo que siempre te escucha, analiza una situación y siempre te da una respuesta certera. Está ahí siempre para los amigos, y para los que no lo son tanto. Su palabra es sagrada.
Recuerdo que en a una asamblea anual de la SEC él no podía participar porque debía hacer cosas importantes. No obstante, me dijo, si necesitan mi presencia me llamas que yo voy. Estas reuniones se desarrollan en fines de semana principalmente, de viernes a domingo.
Me percaté de la importancia de su participación a mi llegada y a las 11 de noche lo llamé: -Pedro, se necesita que vengas. Me respondió: -No te preocupes, allí estaré. Y me fui a dormir. Al siguiente amanecer me sacó de la cama. Había viajado toda la madrugada desde Pinar del Río hasta uno de los campismos de la costa norte de la provincia de La Habana.
Tiene conocimientos de cualquier tema y siempre tiene una explicación para todo y por si fuera poco, una memoria prodigiosa. Es un excelente orador. La frase popular “si lo dejas hablar no lo matas” indudablemente se la escribieron a él. O aquella que reza: “Si no gana una pelea, la empata”. Por eso yo digo, que contra Pedro, ni jugando, mejor me alisto en su equipo.
