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PESCADORES QUE NO NECESITAN VARA NI ARPÓN

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Yamilé Luguera González
yluguera@gmail.com
Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba
Extraído de la revista Mar y Pesca. No. 399. Marzo 2013

“Los murciélagos son seres extraños: vuelan con las manos, ven con los oídos, y duermen de cabeza, colgados por los pies. No obstante figuran entre los animales más importantes del mundo por sus múltiples servicios ambientales.”
Gilberto Silva Taboada

Son carismáticas e interesantes criaturas, aunque a algunas personas les parezcan feos y tenebrosos, en esto el cine ha tenido gran parte de culpa asociándolos a las películas de de vampiros.
Casi un cuarto de las especies vivientes de mamíferos son murciélagos y superan a todos los demás en diversidad ecológica, densidad poblacional y distribución mundial.
Así la numerosa presencia de murciélagos en todo el planeta, excepto en los Polos, resulta esencial para el equilibrio de la naturaleza; sin embargo en muchas partes del mundo son temidos y aniquilados y sus poblaciones están declinando alarmantemente.
El  pasado 2011 se declaró como el año internacional dedicado a estos protagonistas de la noche.
Cuba es el país de Latinoamérica con más especies de murciélagos por metro cuadrado, por el estado cársico de la isla, hay 104 veces más individuos por km2 que en Canadá y Estados Unidos.
Hay 24 especies que tienen solo una cría. Estas lactan hasta los 105 días, posteriormente su cuerpo se cubre de un pelaje fino y comienzan a volar y a alimentarse solos.
De las especies cubanas, 20 comen insectos, cuatro se alimentan con néctar o polen, dos de frutas y una atrapa peces en vuelo rasante sobre el mar, lagos y ríos: el Noctilio leporinus, que prefiere el pescado como dieta y es uno de los pocos murciélagos cubanos que posee un nombre común: murciélago pescador.
Habita en gran parte del archipiélago cubano, incluida la Isla de la Juventud; pero también vive en México, Centroamérica, norte de Suramérica, Antillas Mayores y Menores.
Es el mayor de los murciélagos cubanos; el macho es mayor que la hembra y puede alcanzar hasta 87 gramos de peso y una extensión alar de 71 centímetros.
Tiene el hocico ancho y corto, pero proyectado; sin hojuela nasal. Su pelaje es muy corto, de color que varía desde pardo oscuro hasta pardo rojizo, y desde crema pálido hasta anaranjado. Es tan notable la coloración de su pelaje que el naturalista Juan Cristóbal Gundlach (1810- 1896) afirmó en 1872: “Esta especie varía mucho en el color del pelaje”.
Es raro que durante su reposo diurno esta especie se encuentre en cuevas donde los agrupamientos pueden ser grandes. Comúnmente permanece en grupos pequeños en troncos huecos de palmas y de otros árboles. También es frecuente hallar individuos solitarios.
Los troncos de árboles y palmas ocupadas por este insólito pescador, además de despedir un olor penetrante y desagradable, se caracterizan por la actividad de pequeños insectos en el orificio de entrada.
Se alimenta, sobre todo, de peces pequeños de 70 a 80 mm, tanto como guajacones de agua dulce, o pequeños peces de aguas costeras. También se alimenta de insectos coleópteros.
En Cuba estudiosos han realizado observaciones del Noctilio leporinus pescando en marismas; el citado Gundlach, también refirió haberlo observado “volando lentamente al oscurecer sobre lagunas”.
El murciélago pescador acostumbra a alojar el alimento parcialmente masticado en los abazones, para devolverlo posteriormente a la boca, completar la masticación y tragarlo.
Las observaciones de los científicos indican que los partos de las hembras de esta especie comienzan temprano en febrero, y continúan hasta fines de abril, o principios de mayo.
No se le conocen enemigos naturales, aunque es parasitado por diversas especies de helmintos, ácaros e insectos.
La robustez y características locomotrices de los murciélagos pescadores han sugerido a los científicos, su capacidad para resistir vuelos de largas distancias.
Estudios realizados demostraron que individuos de una colonia determinada lograron regresar después de haber sido soltados a 30 kilómetros de la misma.
Muchos de estos datos los obtuvimos del interesante libro Los murciélagos de Cuba, escrito por Gilberto Silva Taboada en 1979, investigador y espeleólogo que ha dedicado su vida al estudio de estos interesantes seres.  
Luego de leer tanto acerca de este pescador, solo restaba conocerlo, para eso nos aventuramos a visitar el Parque Nacional Caguanes, declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, conocido también como Cayo Caguanes, con más de 30 espeluncas notables.
El parque, a 370 kilómetros al noreste de La Habana, lo integran Cayo Caguanes, la ciénaga Guayaberas y 10 islotes denominados Cayos de Piedra, debido a la morfología única de su tipo en toda la isla.
Con la compañía de Armando Falcón Méndez y Lázaro Machado Durán, trabajadores de Rancho Querete, en el área de recursos manejados Jobo Rosado, Sancti Spíritus y a bordo de un tractor con carreta –el ideal para llegar hasta allá–, nos adentramos pedraplén adentro. Construido este en 1960 para extraer el guano fósil de murciélago (deyecciones de los murciélagos acumuladas y solidificadas en el suelo de algunas cuevas).
Ya por fin en la Cueva Grande de Caguanes, tuve el gusto de saludar a una abundante población de estos, mamíferos que en pleno vuelo rasante sobre el agua capturan su alimento diario.
Impresionan por su tamaño y su pelaje alborotado por el agua; el espacio donde habitan desprende un fuerte olor a pescado descompuesto, pues sus desechos sólidos no son secos como los del resto de los murciélagos, todo lo contrario debajo del grupo colgado del techo se observa una loma húmeda y brillosa en forma de cono.  
Esta cueva tiene un desarrollo de 3236 m. Con un asombroso lago nombrado Martí, que se comunica con el mar por uno de sus boquetes, atesora una rica fauna acuícola, que incluía esponjas cavernícolas de agua dulce, desgraciadamente casi extintas, pues de toda Cuba habitaban solo en este sitio.
Terminamos el paseo con un baño de mar, en una playa con una vista muy bonita y un ambiente tranquilo. En la orilla se observa arena abundante y sedosa, pero cuando te adentras en el agua y comienzas a caminar te hundes en el lodo oscuro y fétido hasta las rodillas.
Actividades como estas, son muy saludables para el cuerpo y la mente, pues demandan de un buen ejercicio y siempre se aprenden cosas muy interesantes, en este caso sobre criaturas diferentes y atrayentes.
Para terminar me gusta esta sencilla y puntual frase de Gilberto Silva Taboada “Los murciélagos necesitan amigos que desenmascaren a su peor enemigo: la ignorancia”.

Yamile Luguera

Yamile Luguera

Especialista del Centro de Investigaciones Marinas (CIM) | Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba

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