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SANTIAGO DE CUBA, MUCHO MÁS QUE LA TIERRA CALIENTE

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Yamile Luguera

Yamile Luguera

Especialista del Centro de Investigaciones Marinas (CIM) | Miembro Ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba

A unos 970 km de La Habana, se abre a nuestros ojos un universo de lugares para visitar en esta histórica provincia, fundada en la segunda década del siglo XVI a orillas del río Paradas, para luego trasladarse a su actual asiento.

El relieve en su porción Norte es llano y en la Sur montañoso, donde se encuentra la Sierra Maestra, siendo el Pico Turquino, con 1974 m la mayor altura en la isla de Cuba.

En ómnibus, trenes, o avión se llega a la tierra caliente, donde los recorridos por diversos senderos, y las villas y hoteles confortables no dejan de sorprender a los gustos más exquisitos.

Hay lugares donde alojarse como el Balcón del Caribe, el hotel Imperial, la Villa Daiquirí, Turquino,  la Gran Piedra o el campismo La Mula, entre otros muchos sitios acogedores y rodeados de naturaleza.

La ciudad está ubicada entre montañas y una extensa y profunda bahía, invita a recorrer su calle de escalera, la casa de La trova, la Catedral, la Plaza de Marte, la Maqueta y la Plaza Céspedes, entre otras, para disfrutar de la arquitectura colonial, muy bien conservada y llamativa.

La casa de Frank País, la casa Natal de Antonio Maceo, el “Titán de Bronce” y La granjita Siboney, donde se planificó minuciosamente el ataque revolucionario al Cuartel Moncada, hoy convertidos en museos, son de obligada visita.

Este cuartel fue sitio de represión de la tiranía bastitana, fue asaltado por jóvenes revolucionarios en la década del 50 del pasado siglo XX, un 26 de julio. Aún se observan en sus muros huellas del tiroteo llevado a cabo ese día.

El cementerio de Santa Ifigenia, inaugurado en febrero de 1868, es  Monumento Nacional desde 1979, donde descansan los restos de nuestro apóstol José Martí, en un mausoleo de arquitectura románica, sobria y elegante con una guardia de honor y una bella ceremonia practicada varias veces en el día.

También es la última morada  del líder revolucionario Fidel Castro Ruz, y sitio donde se gestó con mucha fuerza la lucha revolucionaria, cobijada por su alto lomerío.

Además descansan también los restos mortales de José Maceo, (el León de Oriente) y Carlos Manuel de Céspedes (el Padre de la Patria).

Desde sus elevadas calles y alejada de la ciudad, se avista la profunda bahía de bolsa, custodiada en su entrada desde el siglo XVII por el castillo del Morro, muy similar al de la ciudad histórica del Viejo San Juan en Puerto Rico, nuestra hermana isla caribeña.

Exactamente a 28 km de la ciudad, se encuentra La Gran Piedra, un misterio geológico convertido en mirador, por su elevada altura de 1225 m. Esta roca corona al motel La Gran Piedra, donde muchas veces las nubes acompañan dentro de las cabañas a los visitantes.

Camino a esta elevación se puede visitar un jardín Botánico de exóticas especies de flores como el Ave del Paraíso, destacada por su curiosa forma y colores, entre otras muchas.

Exactamente a 2 km de este sitio se puede visitar el cafetal La Isabelica, muy bien conservado. Más alejados y no menos interesantes las ruinas de La Idalia, Siberia, Perseverancia, La Magdalena, Bella Vista y Sofía, entre otros.

El Parque Baconao, a 51 km al sureste de la ciudad, el más grande de Cuba en extensión, muestra una variada oferta alrededor de la laguna del mismo nombre, rodeada de las cafeterías La jaiba Azul y Los Pataos.

Otra opción para apreciar la buena comida criolla es la casa de Pedro El Cojo, con variadas ofertas.

Un pequeño museo esculpido en la roca del lugar, nos muestra esculturas monolíticas de gran tamaño, con réplicas de piezas Mesoamericanas y hasta el disco solar de los antiguos Mayas.

El Parque de las Maravillas y el acuario son otras de las opciones que muestra el parque Baconao.

Con playas de aguas transparentes como Siboney, Daiquirí, Juraguá, Verraco, Sigua, Bacajagua y Cazonal, tienen entre sus ofertas, el buceo autónomo.

Daiquirí, a 30 Km al Este de la ciudad, tiene además de una cómoda villa, una gran historia que mostrar.

Desde la década del 80 del Siglo XIX, varias compañías norteamericanas como: Juraguá Iron Company, Spanish American Iron Company y Sigua Iron Company, realizaron inversiones para la explotación del hierro al Este de Santiago de Cuba.

  En el sur de Oriente, la Spanish American Iron Company (División Daiquirí), era una filial de la Pensylvania Steel Company de Steelton Pensylvania y en 1915 pasó a manos de la Bethlehem Steel Coorporation de South Bethlehem Pensylvania.

En 1893, comenzaron a explotar las minas de Daiquirí, ubicadas a unos 4 Km de la playa, y ya en 1895 enviaron el primer cargamento de mineral a los Estados Unidos.

La extracción en Daiquirí, inicialmente, se realizaba mediante cortes en la montaña de mineral para sacarlo a flor de tierra. Este caía y se iba acumulando en la base, donde se llenaban con paleadoras dos volquetas, que bajaban pendiendo de un cable por planos inclinados.

De ahí lo cargaban en planchas del ferrocarril para trasladarlo a los molinos y luego al embarcadero. Según datos, el hierro era de muy buena calidad.

Cifras oficiales  afirman que desde 1895 hasta 1908 se extrajeron y enviaron a los Estados Unidos 4208085 t.

Las compañías norteamericanas que extraían mineral a esta zona, construyeron un ferrocarril de vía estrecha (36 pulgadas de paralelas), desde las minas hasta el embarcadero de Las Cruces. A 17 millas de la bahía, se construyó un muelle de acero para atracar vapores de 6 000 a 10 000 t.

Por el año 1921, se tomó la decisión de embarcar el mineral por Daiquirí, al producirse una huelga en los muelles.

Se construyó el embarcadero en la misma playa y el material se llevaba directamente a los barcos.

De toda esta historia minera, quedan restos sumergidos a poca profundidad, en el espacio acuático que rodea la villa hoy del mismo nombre que la playa. Bucearlo es como estar en un barco hundido gigante, tapizado de la maravillosa vida marina que aprovechó los metales como sostén.

Corales y esponjas de considerables tamaños y colores se alternan con gorgonias y algas, que a su vez sirven de resguardo a peces, erizos, crustáceos y moluscos, entre otros.

Por Daiquirí también desembarcaron tropas norteamericanas, el 21 de junio de 1898. Unos 6 mil hombres, entre ellos la división del general Lawton, toda la brigada independiente del general J.C. Bates y una brigada de la División de Caballería del mayor General Wheeler.

Las operaciones de desembarco se mantuvieron durante los días 23 y 24 de junio, logrando desembarcar las tropas norteamericanas, unos once mil hombres por este lugar, así como el armamento y la logística necesaria.

Una vez en tierra, la orden fue avanzar hacia Siboney, donde se reagruparon las tropas para finalmente, después de varios combates, tomar la ciudad de Santiago de Cuba.

En el año 1982, se comienzan las obras de rehabilitación de la zona para crear el Parque de Baconao, con fines turísticos. Dentro de este programa está Daiquirí, que se transforma en una villa para el descanso y la recreación.

Muy cerca está el Valle de la Prehistoria, con colosales esculturas en piedra, de grandes saurios que habitaron el planeta, triceratus, velociraptors, cuellos largos, tirodactilos, mamuts y dientes de sable que alternan el espacio con hombres prehistóricos.

También se puede visitar el Museo del Automóvil, con  miniaturas, bicicletas antiguas y autos clásicos de los años 50, del siglo XX.

Otro lugar de obligada visita, es el santuario dedicado a la Virgen de la Caridad del Cobre, conocida y venerada por los cubanos como la Patrona de Cuba.

Atesorada en un eclíptico edificio, se muestra dentro de una urna de cristal en su bella presencia, ataviada con un manto amarillo bordado con hilos de oro.

Honrados los cubanos con la presencia de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes visitaron a Cuba en diferentes años, y estuvieron en este santuario brindando como ofrendas a la virgen una corona de Oro y una rosa labrada en el preciado metal, como muestras de respeto y devoción.

La piedra o mineral que la representa es el cobre y la mina de donde se extrajo durante mucho tiempo y en abundancia, se encuentra muy cerca del santuario, pero ya inactiva.

También muy cercano al templo, está ubicado un monumento dedicado a los cimarrones, que funciona también como mirador, de donde se puede apreciar la gran extensión de la mina de cobre.

Esta, por su desmedida explotación, hoy luce un lago de hasta 60 m de profundidad y una extensión que se escapa a la vista, con impresionantes vetas de mineral en variados colores y el agua entre verde y azul, por las deposiciones del mismo.

A más de 100 km de la ciudad, se puede visitar la elevación más alta de Cuba, el Pico Real del Turquino, con la categoría de Monumento Nacional.

Durante el largo recorrido costero, desde la ciudad hasta su base, se observan lugares de inigualable belleza, como las Playas de Malverde, Rancho Cruz, Juan González, el campismo Caletón, poblado del Aserradero, El Paraíso, Bahía Larga, Quiviján, El Francés, Las Coloradas y Playa Blanca, entre otras.

Estas playas, en vez de arena tienen cantos rodados o piedras chinas pelonas, muy usuales en las playas y ríos de esta parte de la Sierra Maestra.

La subida al Pico Turquino se hace en un recorrido de 11 km empinados, pasando por el Pico Cuba con 1864 metros de altura, hasta llegar a la cima, con 1974 m.

La última parte del recorrido transcurre satinada por blancas nubes que atraviesan las lomas y los prehistóricos helechos arborescentes.

En el kilómetro 8 se localizada el mencionado Pico Cuba, con un ecosistema fascinante y un monumental busto de Frank País, que fue llevado hasta el sitio en helicóptero.

A esta altura, el microclima propicia que la vegetación sea completamente diferente. Los helechos arborescentes forman casi un bosque de talla considerable.

Con plantas de fresas y frambuesas y un árbol introducido, el ciprés, que semeja grandes pinos de fuertes ramas, cubiertos de una capa de limo verde claro, que además pinta igualmente el suelo, y en sus troncos, curujeyes con hojas  de color rojo intenso que parecen flores. Es como un lugar surrealista, como si uno pasara a otra dimensión.

En el Pico Turquino yace un busto de José Martí, subido en 1953, por Celia Sánchez y su padre en el año del centenario Martiano. Contiene frases como: “Escasos como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación o de humanidad”, de Martí.

Y “Has alcanzado no sin esfuerzos el Pico Turquino, escenario natural de nuestra historia. Sus 1974 m de altura lo convierten en la mayor elevación del país. Disfruta tu merecido descanso”. Se aplaca el cansancio de la subida.

En una de las playas de la Sierra Maestra, se encuentra un eslabón de nuestra historia marinera. A solo 30 m de distancia de la costa y a 8 m de profundidad, está hundido el barco nombrado Cristóbal Colón, perteneciente a la Flota del Almirante Pascual Cervera (1839 – 1909).

El arribo inesperado el 19 de mayo de 1898 al puerto de Santiago de Cuba, de la escuadra naval española del Almirante Cervera, hizo cambiar por completo la estrategia de las fuerzas norteamericanas.

Aún creo que este artículo no cubre todo lo que atesora la mencionada provincia, también hay que recorrer sus museos, asistir a sus actividades culturales, como el afamado Festival de Caribe, compartir con su gente, degustar el ron cubano bajo las altas temperaturas que rigen el verano, en fin. Santiago de Cuba es mucho más de lo que imaginamos antes de visitarla.

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